Los pequeños deben descansar nueve horas para fortalecer el sistema de defensas y evitar problemas de desarrollo

Un chiquillo se acomoda sobre la mesa de clase, incapaz de sostenerse en pie por el sueño.
Poco y mal. Así duermen nuestros niños y adolescentes, según un estudio piloto realizado en la Comunidad de Valencia por dos asociaciones pediátricas sobre trastornos del sueño. El estudio, que se realizará a escala nacional, dibuja un panorama preocupante con datos alarmantes: uno de cada tres menores de cinco años tiene el sueño alterado y casi el 53% de los adolescentes duermen menos de 8 horas, cuando lo aconsejable son 9. Además, un 13% se duerme en clase, casi un 30% tiene dificultades para mantener la vigila -están amodorrados-, y más del 50% confiesa que tiene sueño durante el día. «Van a clase pero se dejan el cerebro en la almohada», dicen los expertos. Entre los bebés de seis meses a un año, hasta un 12% duerme boca abajo, una posición desaconsejada por los pediatras por incrementar notablemente el riesgo de muerte súbita, y cada vez se duermen menos siestas, hábito más que saludable para el desarrollo de los críos.
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